lunes, 27 de enero de 2020

.... ya estoy

Ya, ropa tendida. No me gusta nada tender las sábanas, se rebelan contra mí, se enredan en las cuerdas del tendal y no hay forma, por mucho que las ponga con cuidado. Sí, soy patosa, pero te aseguro que las sábanas se aprovechan un poco de ello también.

Pero al meollo de la cuestión. Voy a intentar contarte sobre todo, todo lo que lea, porque como ocurre siempre a comienzo de año, veo en otros blogs que la gente se propone leer una cantidad determinada de libros al año y que algunas lo consiguen y otras no. Yo no me propongo cantidad, pero sí que me gustaría, por curiosidad, saber cuánto leo / releo al año.

Se me queda alguno en el tintero, pero por ahora ahí va los que he leído:

No digas nada, de Brad Parks.

Y la verdad es que es como para no decir nada. Cuando leí la sinopsis pensé "vale, ya lo he leído". Con eso quiero decir que es lo típico que sabes más o menos cómo va a acabar, igual que una película romántica o una novela rosa. Pero también es un tema que, bien llevado, te puede mantener en vilo, queriendo llegar al final aunque ya lo sepas.

Pues me equivocaba. A ver, que ya me estoy liando, voy a ir por partes...

La novela trata de un juez, cuyos dos hijos mellizos han sido secuestrados con el fin de forzarle a emitir una determinada sentencia en un juicio.

Una lee eso y claro, ya sabe que todo acabará bien, que los niños saldrán ilesos y la justicia triunfará. Y casi. El autor ha querido ser un poco más original que otros y ha puesto un final agridulce. Lo cual está bien, se sale de lo esperado. Lo malo es todo lo que hay desde que lees la sinopsis hasta que llegas al final.

Todos los tópicos americanos, de todas las series y películas americanas, puestas por escrito. Lo de no perderse una clase de natación de los niños (porque claro, eso les puede suponer un trauma), lo de hacer tortitas los domingos, lo que de los niños sean insoportablemente cretinos y lloricas, lo de la familia que es una piña y que asume como si tal cosa que los críos hayan sido secuestrados... ah, y que quien más quien menos, todos saben disparar y llegan a los lugares y descubren las tramas mucho antes que la policía.


Ya sabes que a mí las americanadas tienen que dármelas en pequeñas dosis y esto fue demasiado para mí. Así que, muy mal, no lo recomiendo.


El almacén, de Bentley Little.

Cuando leí la sinopsis pensé "ya lo he leído" (dejá vu, ¿eh?). Porque que te digan que en una pequeña población americana van a abrir un almacén donde puedes encontrar lo que necesitas a precios asombrosos, pero que al final te cuesta más que el dinero.... vamos, que leer eso y recordar La tienda, de Stephen King fue todo uno.

Lo que me animó a leerlo fue que, precisamente, Stephen King lo recomendaba, así que ahí fui.

Las primeras tres cuartas partes de la novela me gustaron. Me gusta la forma de presentar personajes y paisajes, de hacer que el lector se sienta integrado y parte de lo que lee. Pero después se le va un poco la olla, en mi opinión. Cuando el protagonista se encuentra con "el malo" y todo lo que pasa después me parece como si fuera parte de otra historia completamente distinta. Demasiado exagerado, demasiado extremo, poco creíble. Y cuando digo poco creíble, me refiero a que rompe esa sensación de estar zambullido en ese otro mundo y te hace evidente que estás leyendo.

Porque no sé si a ti te pasa lo mismo, pero cuando leo, es como si dejara en cierto modo de existir, de estar aquí, para formar parte de la historia que estoy leyendo. Pues eso pasa en este libro, salvo en el final.

De todas formas, siento curiosidad por este autor y buscaré algo más suyo para darle otra oportunidad.


La lista... Fue uno de los primeros que leí este año, y no recuerdo el autor. La historia va de un escritor que tuvo su breve tiempo de gloria y ahora está de capa caída, que recibe dinero y mails de un seguidor suyo, que le encarga que escriba su historia (parte de la historia de su vida), para ello le envía material diariamente. Claro que también se dedica a matar gente de la forma en que el escritor relataba en sus novelas. Y eso no es especialmente preocupante hasta que acaba de matar a las personas de su lista de agravios personal y empieza a matar a gente que ha agraviado al autor.

Y claro, la policía empieza a sospechar del autor, quien no dice nada por temor a que alguna persona cercana a él sea la siguiente en aparecer muerta.

Ojo, si la vas a leer no sigas, porque voy a destriparla un poco.

A ver, un niño psicópata con complejo de Edipo que va matando aquí y allá a compañeros de escuela o a su padre adoptivo, que al crecer va y le tocan millones de libras en la lotería y que no sólo eso, sino que logra casi quintuplicar el premio con sus maniobras financieras.

Que instala cámaras en todo el piso del autor sin que él se pispe de nada, que lo vigila día y noche (imposible, el pobre tiene que dormir alguna vez, digo yo),que saca tiempo para torturar y matar a la gente de su lista, sin dejar de vigilar al autor, sin que le pillen ni nada.

Los colegas del autor, que son jugadores de fútbol americano, típicos tópicos de bicharracos físicamente que piensan poco y arrean mucho, todos ellos sabiendo manejar armas perfectamente, claro, y dispuestos a lo que sea sin preguntar. De hecho se les clavan cuchillos, se les dispara con metralletas a las piernas y a la semana ya están para otra. Ains.

No obstante, si te gustan las muertes y torturas un poco originales (tampoco es una cosa del otro mundo), es una lectura entretenida.



Jane Eyre, de Charlotte Brontë

La primera relectura del año. Una de mis novelas favoritas. Acompañada, como siempre, por las distintas versiones cinematográficas de la historia, las series y miniseries al respecto. El lote completo, como siempre. Y no me cansa.

Si no la has leído, ya estás tardando.







2 comentarios:

  1. Jane Eyre me encanta. Ya la he leído un par de veces y seguro que caerá una tercera. Del resto me llama El almacén. Lástima que el final no esté a la altura.
    Besotes!!!

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    1. En cierto modo, es más atractiva que La tienda, de Stephen King, es algo así como la hermana pequeña, con todo lo bueno y malo que eso es. Te entretiene y bueno, salvo el final....

      Biquiños

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