lunes, 24 de diciembre de 2018

Hoy


Hace un rato me he encontrado en Facebook una entrada de uno de mis sobrinos, un recuerdo, con esta foto:






He difuminado la cara de mi sobrino-nieto (hijo del sobrino que subió la foto) y de mi sobrino (hijo de mi hermano pequeño). La foto fue tomada en el salón de la casa de mis padres, en navidad hace cinco años. Si te fijas en las fotos de la pared, verás parte de una niña vestida de primera comunión. Yo. Con el traje que me había prestado la hija de mi madrina.

El niño "que se ve" es mi nano. Es la primera y posiblemente última vez que pongo una foto suya en un lugar público. De hecho hay muy pocas fotos suyas rondando por ahí, todas (hasta ahora) subidas por familiares y siempre imágenes de grupo.

¿Por qué la he puesto? Lo primero, porque había olvidado cómo era de pequeño. Al verle día a día me pierdo los cambios y al ver la foto me he dado cuenta de cuánto ha cambiado y crecido. Ya no es un niño pequeño, es un pre-adolescente. Sus rasgos siguen siendo los mismos y al mismo tiempo han cambiado mucho. Ahora es el más alto de los tres :)

También la he puesto por orgullo, para presumir de niño. Como supongo que pasa a todas las madres, mi hijo me parece guapísimo. Y como creo que sólo dos personas ven este blog y son dos personas a las que aprecio, pues eso, que veáis lo mejor que he hecho en mi vida.

Es navidad y como todos los años, paso estas fechas sola. Y no, que nadie ponga cara triste. Las paso sola porque quiero. No me gustan. Sí que las disfrutaba cuando los niños eran pequeños y preparábamos la cena y escondíamos los regalos y toda la casa estaba llena de ruido, risas y correteos. Pero ahora esos niños han crecido y tienen sus propios hijos. Y celebran las fiestas en sus hogares. Es cierto que siempre se hacen visitas sobre todo en la tarde de navidad, para ver a la familia, pero no es lo mismo. Además, cuanto mayor me hago, más me entristecen estas fiestas.

Hoy me desperté pensando en mi hermana. Era la mayor, pero también la más inocentona y buena de los cuatro. En muchos aspectos, como una niña pequeña.

En casa tenemos la costumbre de dar los regalos en nochebuena, por motivos prácticos: así los niños tienen más tiempo de jugar con ellos que si se les dieran en reyes. Así que los peques se van a dormir al acabar de cenar y los adultos nos quedamos de sobremesa y a medianoche, ni un minuto antes, intercambiamos nuestros regalos.

A ella la hacíamos rabiar bastante. "Uy, si supieras lo que te van a regalar", "Yo sé lo que te van a regalar, pero no te lo digo", "Hay un regalo que te va a encantar, estoy deseando ver tu cara cuando lo abras", etc. Si ya tenía ganas de regalos, con estos comentarios se ponía más impaciente. Y la verdad es que siempre disfrutó de todos, incluso de lo más tonto, le encantaba abrir paquetes :)

En Galicia, sobre todo en las zonas rurales, hay la tradición de cenar en nochebuena bacalao con coliflor. Es algo que en casa nunca se ha hecho, porque no nos gusta casi a ninguno. Otra de las tradiciones que había más antes que ahora, era "o apalpador". Es un hombre que va por los dormitorios de los niños pequeños, palpando para ver si están delgados o gorditos. Y si piensa que están delgados, les deja dulces junto a la cama. Tiene un poco de tinte delictivo esta costumbre, lo sé, ir palpando niños es políticamente incorrecto. Pero era la costumbre que había (que se está perdiendo).

Hoy tengo un regalo para abrir. Mi madre me lo dio la semana pasada, recordándome que no puedo abrirlo hasta medianoche. Además de ese, me he autoregalado los cinco libros de Juego de tronos, en edición de bolsillo (la que más me gusta).

Sé que la mayoría de la gente disfruta de la navidad, así que te dejo mis mejores deseos para el resto del año, porque para estos días seguro que ya has recibido montones de ellos :)

Edito para avisar, que estos días estoy de vacaciones de madre, así que posiblemente haya más entradas 

4 comentarios:

  1. ¡Qué guapetón! :)))

    Lo del palpador de niños sí que suena un poco ma, pero claro, estamos influenciados por los horrores de las noticias y no puede uno ser así.

    Me da penita que sean unas fiestas tristonas para ti, aunque lo entiendo perfectamente.
    Me ha gustado mucho la anécdota de tu hermana, qué santa paciencia tuvo jejeje :)
    En cuanto a la comida, me hace gracia lo vuestro porque aquí es típico comer lombarda, al parecer, y tampoco es que nos encante... Esta Nochebuena comentábamos las primas (de entre 25-36 años somos) que nos estamos haciendo "mayores" porque nos está empezando a gustar la lombarda y porque hemos tenido de regalos cosas de Zara Home en vez de ropa de stradivarius jajaja.

    Los mejores deseos para ti también (para las fiestas y para todo el tiempo).
    Un besazo

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  2. A mí me parece guapetón, en la foto no se aprecian pero tiene unos ojos castaños preciosos, un color muy bonito. Y siempre está contento, raras veces llora.

    Lo de mi hermana... ufff, la de cosas que tuvo que sufrir, sobre todo por parte de mi hermano mayor, ya iré contando gamberradas :)

    Las fiestas, yo me las planteo más bien como unas vacaciones, intento estar lo menos "sociable" posible para poder ignorarlas y ya está. Lo mejor es que el nano se divierta y lo pase en grande con la familia.

    Y yo también me estoy haciendo mayor, porque mi chimichurri de marisco no me ha entusiasmado, de hecho tengo pensado que para fin de año me haré unas estupendas croquetas de jamón :)

    Un beso enorrrrrrme, Isi :)

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  3. Qué guapo es!!! Y sí, es mirar estas fotos de cuando son más peques y te asombra lo rápido que pasa el tiempo.
    Y la paciencia de tu hermana no tenía que tener límites. Me ha recordado lo que me chinchaba mi hermano cuando éramos pequeños. ¡Cómo disfrutaba haciéndome rabiar! Ahora hace rabiar a su hijo...
    Y sí, nos hacemos mayores. Todo es dar las campanadas y ya me estoy poniendo mi pijamita y mi batita para estar calentita.
    Lo del palpador de niños no suena muy bien. Y más en esta época que nos ha tocado vivir.
    Besotes!!!

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  4. Ya en el instituto. Y tan alto como yo (no es mucho decir, soy bajita, pero caray, sólo tiene doce años).

    Mi hermana una santa, sí, con mucha paciencia. Muy dulce también e inocentona. Lo que se dice un alma cándida. Sólo la vi enfadada una vez en toda mi vida, cuando alguien se metió con sus hijos, y créeme, tenia también su genio cuando hacía falta.

    :)

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