domingo, 5 de abril de 2020

Vivir, Ayn Rand (16)

Esta pequeña novela también está publicada bajo el título Himno.

Es original. Está ambientada en un hipotético futuro en el que la humanidad, de alguna manera, se ha reseteado después de guerras y destrucción. La nueva sociedad está basada en el "nosotros" y no en el "yo", no existe la individualidad, sino el colectivo. Todas las acciones y pensamientos se encaminan a buscar el bien de la comunidad, de todos.

Esto hace que al menos al principio sea chocante el leerla, ya que el narrador nunca utiliza pronombres de primera personas (yo, mi, me, conmigo, mía, etc) sino que siempre habla de sí mismo en plural "nosotros" y cuando habla de otra persona, pasa lo mismo, es como si fueran más de uno en lugar de uno.

No hay nombres, sólo números. No hay familias, sólo distintos edificios: uno para los niños, otro para los estudiantes y luego uno para cada tipo de trabajo.

Así como su individualidad, las personas han perdido el pensamiento personal, el deseo o el gusto propio. Todo se subordina al conjunto de la población, todo es buscar el bien común, sin importar lo que desee cada uno pues desear algo para sí mismo es romper una norma.

Viven sin electricidad, sin maquinaria para nada, cada avance se efectúa sólo tras años de consideración, como por ejemplo el uso de velas, tardaron años en decidir utilizarlas una vez que alguien "las descubrió" o "las inventó".

El protagonista siempre se ha sentido diferente a los demás, ha tratado de amoldarse a su mundo, pero le resulta imposible. Y es peor cuando descubre una construcción de los tiempos antiguos de los cuales no se puede hablar. A partir de ahí empieza a pelear consigo mismo y con sus pensamientos y sentimientos, tratando de adecuarlos a la sociedad en la que vive, para mejorarla. No lo consigue, obviamente y es castigado y torturado por ello.

No quiero decir nada del final, sólo dejar mi sensación y es que, realmente, es todo muy parecido, el "nosotros" y el "yo" en cierto modo son imágenes especulares. Porque, tal como se ve en la novela, el resultado es el mismo: luchas, enfrentamientos.

Creo que los extremos son muy malos, siempre. El anteponer siempre el "nosotros" al "yo" no es bueno, pero tampoco es bueno el "yo" tal como se llega a ver en un momento en el relato, como si fuera la cumbre de todo y estuviera por encima de todo.

Es la sensación que me dejó el final: todo es cíclico, si te dedicas a ir a los extremos, por muy buena voluntad que pongas al hacerlo y por buenas que sean tus intenciones.

2 comentarios:

  1. Con este tipo de lecturas no suelo animarme. Y ahora tengo bastante con la distopía que ya estamos viviendo, así que no creo que me anime.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  2. Pues uno menos para la lista :)

    Biquiños!

    ResponderEliminar